El futuro de la movilidad está cada vez más enfocado en la transición hacia fuentes de energía limpias y renovables. La llegada de los coches eléctricos ha sido vista como la solución a los problemas de emisiones de los vehículos de combustión interna, sin embargo, la aparición de los biocombustibles y el eFuel ha planteado una alternativa interesante y sostenible.

¿Pero es realmente una alternativa viable al vehículo eléctrico?

El eFuel, también conocido como biocombustible, electro-combustible, combustible verde o combustible neutro en carbono, es un tipo de combustible sintético no derivado del petróleo, cuya huella de carbono es “0”. Esto significa que sus emisiones de dióxido de carbono son iguales o incluso inferiores a las empleadas para su fabricación, lo que lo convierte en una opción mucho más sostenible que los combustibles fósiles.

Además, el eFuel se puede emplear sin ningún tipo de modificación mecánica en los motores actuales de combustión interna de ciclo Otto y Diésel, lo que lo postula como una alternativa interesante a los vehículos eléctricos cuya autonomía distan mucho de ser similar a los vehículos de combustión que utilizamos hoy en día así como los largos periodos de recarga.

La mayor planta de fabricación de eFuel ha sido inaugurada por el gigante del automóvil Porsche y está situada en Punta Arenas, Chile.

¿Cómo funciona esta planta y cómo produce el eFuel?

En primer lugar, se produce hidrógeno (H2) mediante hidrólisis del agua (H2O), para este proceso de hidrólisis se emplea energía limpia, en este caso, energía eólica. Posteriormente, este hidrógeno se combina con dióxido de carbono presente en el aire para formar metanol (CH3OH) el cual será la base del eFuel tras combinarse con otros hidrocarburos sintéticos.

Al tratarse de una base alcohólica, el combustible producido emite menos subproductos nocivos que los combustibles derivados del petróleo tanto durante su producción como su combustión en los motores, reduciendo drásticamente las emisiones contaminantes a la atmósfera, además de tener una huella de carbono igual a 0.

El combustible producido a base de metanol puede utilizarse en cualquier motor gasolina de ciclo Otto sin ningún tipo de modificación y la idea es ir añadiéndolo a la gasolina actual incrementando progresivamente el porcentaje total hasta su completa sustitución. Según los datos de la Agrupación Española de Vendedores al por Menor de Carburantes y Combustibles (AEVECAR), este tipo de carburantes reducirían hasta 800.000 toneladas al año las emisiones de CO2 por cada 1% que se añada a los carburantes convencionales de origen fósil.

A pesar de los beneficios del eFuel, también hay que tener en cuenta su precio. Debido a su baja producción y desarrollo actual, el precio por litro es desconocido, pero es de esperar que sea más elevado que los combustibles fósiles. Sin embargo, aunque la producción y desarrollo de biocombustibles todavía está en una fase inicial, la demanda de estos combustibles sintéticos está en aumento y, por tanto, se espera que los costos de producción disminuyan y los precios al consumidor final sean más competitivos.

Además, los gobiernos y las organizaciones internacionales están invirtiendo en el desarrollo y promoción de biocombustibles como una alternativa más sostenible y limpia a los combustibles fósiles. Se espera que el aumento en la demanda y el apoyo gubernamental conduzcan a una mayor inversión en tecnologías y procesos de producción más eficientes, lo que a su vez puede reducir los costos de producción y hacer que los precios sean más asequibles.

En resumen, los biocombustibles y en particular el eFuel, son una alternativa prometedora y sostenible a los combustibles fósiles y una solución a largo plazo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la calidad del aire. La tecnología para producir biocombustibles está en constante evolución y mejora, por lo que es probable que se conviertan en una alternativa cada vez más viable y competitiva en el futuro.